"La luz sería el alma del conjunto, que de otro modo permanecería sombrío e inerte. La luz sería lo que constituiría una atmósfera de alegría espiritual. Luz que viene desde arriba como en la naturaleza, y que transforma los rústicos muros en fuentes de luz tan variada como las horas del día que consagramos a Dios en los diferentes oficios litúrgicos"
Fuente: Capilla del Monasterio Benedictino
martes, mayo 17
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